miércoles, 28 de septiembre de 2011

El hueso de la sombra, de Julia Magistratti

LAS PARTES


Lleva una soga en la mano
y la soga lleva una vaca entristecida.
Todas las vacas del mundo están entristecidas.


Y si sucede la soga y la vaca,
también sucede el hombre, velado de un ojo,
cantado en la madrugada por los gallos.


El ojo que le falta soy yo que lo miro,
y todo mi cuerpo tiene presión de ojo, viaje de iris,
y me vuelvo absoluta
porque miro a un hombre, una soga y una vaca.


Siempre somos la parte que a otro le falta.


Alguien puede ser ahora las manos que he perdido;
mi mente soplada por vientos que también son de la tierra, pero 
que suceden adentro,
                  y mi corazón.
Alguien que tenga un músculo puede ser mi corazón
que me sobra y me falta;
que de madrugada, cuando los gallos cantan,
se abisma
                   y acontece lejos su abeja entre las flores.


Alguien puede tener lo que nos falta.


Yo tengo ahora un deseo demasiado grande
que se vuelve
hombre,
soga
         y vaca entristecida.




EL ECLIPSE


Con un carbón te pintaste la cara
y tomaste el camino al espejo.
Alguien gritó “vengan a ver el eclipse”
y te quedaste alzada en tus propios brazos. Inmensa de tan triste.
Primitiva de la naturaleza.


Una madre apuró un pañuelo por si alguien decidía llorar.


-Lo que le sucede al planeta, nos sucede.
Lo has sentido cuando remontaste un barrilete
o bebiste con sed de un canal en el Perú-


Ya puedes volver a todos los espejos,
dejar piedras en los caminos
para que algo tocado por tu mano se incorpore al mundo,


o criar a tu conejo de la suerte
afinar los pastos
encontrar tu trébol.


Siempre llega el eclipse cuando están las madres cerca.
Y su secuela en la costura recién abandonada,
seguirá en los años, comiéndote los ojos.


El agua que chifla sola hirviendo en la cocina;
el gusano del durazno sumergido en su placenta;
el huevo que siempre cae cuando hay un eclipse.


Mi madre es la que gritó, con la blusa a medio prender, y el cuello
extendido al cielo.
Alguien había dejado un libro sin señalar, otro la taza por la mitad
y una sábana mojada.
Y yo no caía en cuenta.


A la hora del eclipse, mi madre
era una niña olvidadiza, tremenda de sol
que yo taparía con tierra.







El hueso de la sombra, Julia Magistratti, Ediciones Ruinas circulares. Se presenta en Buenos Aires el jueves 6 de octubre, 19 hs. Archibrazo, Mario Bravo 437.

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