miércoles, 25 de mayo de 2011

La extensión de una frase, por Javier Galarza

Cuando llegamos a los mil miembros (en el grupo de Facebook), prometí una columna para la gente de Regale Poesía. Aquí va, siguiendo el espíritu del grupo, con una bibliografía que es mi recomendación de lecturas en esta entrada. 

Los filósofos presocráticos pensaban con la (i)lógica de la poesía. Tomemos cualquier aforismo de Heráclito o algún fragmento de Parménides (“El camino que sube y el camino que baja son uno y el mismo” o “el pensar y el ser son la misma cosa”, por ejemplo). 
Según la filosofía de Heidegger (deudora de la poesía de Holderlin, Trakl y Rilke) cuando Heráclito pensó el logos como palabra directriz, la palabra era lo nombrado.
Veamos los aforismos de Antonio Porchia, por dar otro ejemplo: 
“Cerca de mi no hay mas que lejanías”. 

Poetas como Roberto Juarroz y Alejandra Pizarnik extendieron esas “frases” para forjar su poética.
Recurro a otro autor, Henri Meschonnic: “es porque me nombro / tú / que no olvido / vivir”. ¿Un pensamiento? ¿Una ética hacia el otro? 
Voy al diccionario. 
Fraseo: El arte de puntuar y graduar una frase musical. 

Creo que allí hay una clave para recuperar la oralidad de la poesía, su origen en los romanceros anónimos y por qué no, su poder de pensamiento. La poesía, en los libros sagrados de todas las culturas, siempre un paso adelante. Sin totalitarismos, abriendo grietas en la realidad acordada, brechas. Mostrándonos por ese breve instante que dura la desocultación, hacia donde podemos mirar.
Duración no mensurable, la de quien juega su vida en el lenguaje. 
O en la extensión de una frase.
Mejor otro verso de Meschonnic:


hoy / las hojas muertas / iban más rápido que yo


Los presocráticos, ediciones Orbis.
Logos, Heráclito, (fragmento 50), Martin Heidegger 
Puesto que soy esa zarza, Henri Meschonnic, Leviatán. 
Voces de Antonio Porchia. (Hay bellas ediciones en usados y reedición de Alción.)
Alejandra Pizarnik, Cesar Aira, Beatriz Viterbo 
Cancionero y romancero español, de Dámaso Alonso.

Javier Galarza. Argentina. Su blog.
Imagen: Selina Swayne, Floating.


jueves, 19 de mayo de 2011

Bulgaria, de Paulina Vinderman

Cruces


De golpe es muy extraño sobrevivir,
recordar a la mujer hechizada
y no el momento en que se fue:
más errante que nunca pero muy poco sabia,
torpe en el bullicio del verano,
torpe en la espera.

Hubo un hombre sin sueños
para siempre detenido en la estación del calor.
No se reconocieron ni en los ojos
en la planicie árida del parador 
(un jugo, una radio encendida,
la loca esperanza de llegar sin morir)

El mundo canta (a veces)
como una apuesta imposible
y eso lo vuelve ronco y despiadado.

No hay rumor para oír, no hay tierra que espiar.

El mundo canta (a veces y siempre)
por los respiraderos de la ciudad
y se abre paso en el tumulto irreflexivo
con una canción que jamás se recuerda
cuando llueve (o hace frío),
una canción quebrada que no otorga poder.



El canje


En algunos poemas el arte es la acuarela,
el arte de la dilución, escribo,
y los cisnes de Natales se esfuman ante la palabra cisne.
La vida se esconde detrás del color
                                              para engañarme,
la vida corre el riesgo de convertirse en una carta infinita.

"Una moneda por cada palabra me daba
                                           el tiempo,
lo invitaba a pasar (él siempre iba apurado),
le regalaba una estampilla rara y un vaso de té frío".

En algunos poemas el arte es el tatuaje, escribo,
y añado: las palabras duelen mucho más
que el peso de las cosas.

A veces el mundo es lento y viejo como una casa
que huele a barco y a bodega
y recibe a las gaviotas como grandes presencias.

A veces el mundo me devuelve
la visita del tiempo -afable pero firme-
que reclama su parte del león.

Abro las alacenas, muestro el cielo.
El fulgor de las pocas palabras que me quedan
es mi oscura tensión
         -en el fondo de mi dicha-
la belleza de aquellas palmeras despeinadas
contra la lancha a punto de partir.

Libros de Alejandría, 1998. 



En esta entrevista, Paulina Vinderman aborda su historia como poeta.



www.youtube.com/audiovideoteca
www.twitter.com/audiovideoteca

viernes, 6 de mayo de 2011

Néstor Groppa (1928 - 2011)

Recibimos a través de un mail, la tristísima noticia de que nos ha dejado otro de los grandes poetas argentinos.









Queridos amigos:

mayo se transformó en un mes cruel, falleció el último de nuestros grandes poetas Néstor Groppa, ayer a las 22hs. 15m.

Lloramos al hombre que llegó desde Laborde para poner en sabias y esquivas palabras la cotidianeidad de San Salvador de Jujuy.

Que el alba del silencio ayude a nuestros corazones a soportar piedras en las párpados.

Leandro que estás en el cielo apíadate de nosotros.



un abrazo

Ricardo Guzmán



Poeta, se ofrece (con referencias)

Hace versos sencillos.
Arregla versos deshechos, o corridos
y camperas (poesías).
También coloca adjetivos vidriados (con garantía).
Indica precisos y modestos sustantivos de uso natural.
Poeta se ofrece cama afuera
o mediodía, sin comida
Siempre a domicilio en lecciones personalizadas.
─prosistas sin ángel ni vuelo, abstenerse─

Poeta sin máster.
No confundir con otro Dr. en Literatura, ni licenciado,
ni filólogo, ni lingüista. Respeta la tecnocracia literaria
y la ornitológica (terrena o celestial),
además de la tensión semasiológica, la espacialidad
y el alma de la palabras (libro de Mallén Garzón).
Poeta solamente licenciado en “gramática de los
sentimientos”.

No enseña a leer

Pero está en contacto con “la empresa Takara
que interpreta las emociones de los perritos
usando un megáfono en el can
y una pantalla de computadora para perros japoneses”

Se respetan todas las creencias literarias. Se respetan
la ciencia literaria y demás profundos saberes


Cosmética del automotor


Master coiffeur, estilista
Marí José Colorista José Marí
depilación, manos, uñas
esculpidas, cama solar,
reflejos, nutriciones,
brushing, hidratación,





planchita, iluminación,

modelado, planchados




Unisex (toque timbre al lado)




lavandinas, desodorantes, detergente nacarado



Unos llegaban a hacerse las gomas.

Otros, las arrugas de los guardabarros o una planchita

al capot (no a la capota). Hidrataban el carburador,

acentuaban la iluminación. Depilaban de paisajes

el espejito retroscópico (los tiraban

con sus caminos y las malas palabras –tics–

del lenguaje dialecto-vocabulario del buen conductor).

El coiffeur o peinador estaba con impecable mameluco

engrasado y las uñas negras y rojas

de grasa y litio tenaz.

Los clientes entraban a la fosa

para hacerse la base y luego la tintura.

Salían a los días, al mes, al tiempo

o hasta que llegara un familiar enojado a reclamar.

Pasaban noches enteras

en la cama solar o en el secador

contándose cosas.

Prometían encontrarse y volver

a la COSMÉTICA DEL AUTOMOTOR

porque Marí José y José Marí

son de absoluta confianza.

No eran careros

y su taller de belleza unisex

(camionetas 4x4 y coches –todos los tamaños

y modelos–) recibían un toque inigualable

con detergente nacarado




pasado a cepillo cerda-anden o rastra-francés




y al final

la especialidad del shampoo siliconado.




TARJETA POSTAL

con un fresno




Como plumero de orífice era el fresno. Un pavo real emplumado de otoños. La llamarada de una quema de ladrillos.Un horizonte con relámpagos de bronce. Una lluvia incendiada.Una máquina en desuso con las transmisiones y huesos de hierros al aire.Una bocanada de nieblas amarillas.Una bandera con todos los ponientes.Una sola rama de larga luz donde los inviernos comen el duro pan de los inviernos,con sus soles de rafia y sus bastones de alegistres morados.

Las lloviznas cavilaban en los fresnos.La lluvia gruesa les sacudía sus orejas amarillas, igual que a los arces, transidos.El sol los perfilaba,acentuándolos, y el cielo otorgaba sus ángeles de hospicios, hogares y preventorios mirando por las barras amarillentas con que se enreja el otoño.

!Oh las campanas frágiles de los fresnos, su vuelo de oro;sus ángelus de rostros enfebrecidos. Eran fogatas esparcidas de trecho en trecho ofrendadas a los altos valles del cielo, invocando. Anunciaban los negros torrentes del invierno. Las señales de los fresnos por Ciudad de Nieva y Los Naranjos, como surtidores de puros óxidos o de alfabetos ignotos y con cardenillo.

La paulatina bandada de los fresnos picoteando en las veredas los últimos granos del otoño entre los primeros temores y susurros del invierno. Sus hojas eran cartas donde
describían sus cosas y nostalgias los ausentes.g.